La primera adaptación
cinematográfica del vampiro por excelencia de la literatura universal llegaría
de la mano de Murnau en 1922 con Nosferatu, el vampiro, aunque en forma
de plagio. Albin Grau –productor y
diseñador artístico, entre otras funciones, de la película- no adquirió en modo
alguno los derechos de la novela por su adaptación, de cuyo guión se encargó Henrik Galeen.
Carlos Aguilar, en el artículo que cito mas abajo entre las fuentes
consultadas, expone cuales pueden ser las razones por las que los cineastas se
decantaron por el plagio: la primera y principal sería la incapacidad económica
de su modesta firma recién nacida; por otro lado, probablemente no se consideró
la exportación, sin la cual era difícil que los editores de Stoker conociesen la cinta.
Así, cambiando al anciano
venerable y erótico por un ser podrido y horrible, o excluyendo en el nuevo
guión el personaje del cazador Van Helsing que persigue al vampiro, pensaron
que las diferencias con la obra original eran suficientes para no pagar a Florence Stoker. Sin embargo, la
inspiración era tan evidente que cuando la viuda del escritor demandó a la
productora por plagio dos años después de su estreno, ganó el juicio. La
condena conllevaba la prohibición de su exhibición y más tarde, por imperativo
judicial, la destrucción de copias.
La película desapareció hasta que
la Universal compró los derechos de la novela para
hacer una nueva película. Es casualmente a partir de este momento cuando
empiezan a aparecer algunas copias de la obra de Murnau, aunque en muy mal estado. Cabe añadir que la productora no
solo pagó a la viuda del escritor, también a Jhon Balderston y a Hamilton
Deane, los creadores de la versión teatral en la que se inspiraría el film
a rodar, para que este no sufriera la misma suerte que Nosferatu.
El historiador cinematográfico Luciano Berriatua, quien trabaja desde
hace décadas en la restauración de esta obra, señala en su libro Los proverbios chinos de Friedrich W. Murnau
un hecho clave para que este vampiro haya podido llegar a nuestros días:
“Los negativos
del film se habían conservado y en 1930 fueron remontados por un tal Waldemar Roger, de la productora Deutsch-Film-Produktion, para
transformarlos en un film sonoro titulado Die
Zwölfe Stunde, que en realidad era Nosferatu,
el vampiro con todos los planos cambiados de sitio y escenas añadidas.
NOTA: En honor a la veracidad
informativa debo señalar que algunos estudiosos e historiadores defienden dos
adaptaciones del personaje de Drácula anteriores a esta: una versión rusa de
1920 y otra rumana de 1921. Pero no se han encontrado pruebas fehacientes de
que existieran.
LO BELLO EN LO HORRIBLE
El potencial de esta película
reside ante todo en su belleza estética: el grotesco personaje; la
confrontación entre el expresionismo de algunas escenas y el romanticismo de
otras, así como el naturalismo de planos exteriores; y el juego de luces y
sombras, conseguido muchas veces a través de rodajes a contraluz.
La estética repugnante y
siniestra del conde Orlock poco tiene que ver con el eroticismo y sexualidad
que irradian los vampiros en todo momento del cine (Brad Pitt o Tom Cruise en
Entrevista con el vampiro son un
claro ejemplo), o incluso en la propia novela de Bram Stoker. Tal vez por eso,
aunque imagen icónica del cine antiguo, no haya sido emulada en demasía.
La inspiración de Munrau en la
pintura realista del s.XIX y la naturalista (de joven estudió historia del arte
porque quería ser pintor) son apreciables en gran cantidad de escenas
exteriores (bosques, mar, etc). Estas chocan con el expresionismo de los planos
angustiosos en los que Nosferatu se acerca a su presa.
Las palabras de Grau: “la sombra es mucho más
importante que la luz”, se convierten en definitorias del gran peso que la
primera tiene en la película. Cada vez que se siente la presencia del vampiro,
las escenas se ruedan a contraluz. Así se nos aparecen como siniestras siluetas
su torre o el barco que él domina.
Escenas para el recuerdo son aquella
en las que el conde sube por las escaleras proyectando su sombra sobre la
pared, o la sombra de una mano que se posa sobre el pecho de su víctima para
luego cerrarse de pronto.
De la combinación majestuosa de
estos factores nace la película con la que os dejo.
Fuentes:
Aguilar, Carlos. Artículo: Nosferatu,
el vampiro. Aparecido en el libro “Cine fantástico y de terror alemán
(1913-1927), de varios autores.
Lazo, Norma. El horror en el cine
y en la literatura.
Pedrero Santos. Juan A. Terror
Cinema.
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